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A VilavellaCastro da Cabeciña

Se trata de una aldea fortificada romanizada de pequeñas dimensiones, asentada en la cumbre de una loma natural situada a 1065 metros de altura, entre el Río da Veiga y el Río do Santo. Este castro, que tiene su origen en la Edad del Hierro (s. VIII a.C – año 0), está rodeado de tierras fértiles especialmente aptas para el cultivo que se sitúan al este y sureste del yacimiento.
Posee una croa o acrópolis de pequeñas dimensiones y forma oval, defendida por un terraplén que finaliza en otra plataforma. Esta, después, concluye en otro talud de tierra que refuerza las defensas antrópicas del yacimiento. Durante los trabajos de catalogación de este yacimiento arqueológico que se llevaron a cabo en el año 1991, se encontraron en superficie trozos de cerámica común romana y cerámica castreña. Luego, un vecino de la Vilavella hizo referencia a la aparición de “monedas romanas”, aunque este dato no fue comprobado.

Una aldea fortificada prehistórica
Durante la Edad del Hierro los asentamientos humanos del noroeste peninsular se concentran en lugares elevados como O Castro da Cabeciña (parroquia de A Vilavella) o el Castelo Pequeno (parroquia de Santigoso), que se fortifican con parapetos, murallas de piedra y estacas de madera para complementar las condiciones naturales de defensa.